Escuela del Cuidado®
La Escuela del Cuidado® nació el día 3 de noviembre de 2018, con el propósito de formar una comunidad de Facebook para compartir información, eventos, cursos y todo lo relacionado con envejecimiento y cuidado. En el día 24 de noviembre de 2021 se creó un grupo de WhatsApp para la Escuela del Cuidado México; y el día 2 de marzo de 2022 el grupo de la Escuela del Cuidado Internacional. Una comunidad donde se comparte todo el tipo de material de comunicación, con evidencia científica. El 6 de junio de 2022 la Escuela del Cuidado se propone como marca registrada en México y en el 22 de noviembre se formaliza la marca. A partir de febrero de 2023 se asume como Movimiento Ciudadano para el apoyo de los Adultos Mayores y Cuidadores, y como Plataforma de difusión informativa de contenidos digitales.
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Asincronías del tiempo
LA PROPAGANDA. DEL LENGUAJE POSITIVO A LAS VEJECES
Charles Da Silva Rodrigues
¡Existen diferentes formas de envejecer! Esta es una frase sencilla, positiva y sin cualquier ambigüedad aparente, porque, en efecto, cada persona se hace vieja desde su experiencia e idiosincrasia. El equívoco conceptual surgió en el 2019 cuando algunas instituciones públicas asociadas al envejecimiento y sus especialistas sustituyeron, sin más, las formas de envejecer por el nuevo concepto de las vejeces. Una idea poco consistente, porque además de una falacia lingüística que no se valida ni con el mismo sentido común, existen tantas vejeces como niñeces y adulteces. Con todo, lo difícil era entender el motivo de semejante cambio, así que entre libros y textos de filosofía surge Edward Bernays, el extraordinario autor de Propaganda, que en 1928 hozó reflexionar sobre cómo “la propaganda pretende explicar a la gente, de un modo simple, aquello que no lo es”.
Importa aclarar que durante los años 60 se produjo una tipificación no científica, pero consensuada, en la cual se estableció que el envejecimiento podría entenderse como normal o patológico, pero apenas con el propósito único de facilitar los procedimientos de investigación, que en ese entonces estaban dirigidos hacia el bienestar de los adultos mayores. La clasificación fue adoptando nuevos criterios categóricos, como el de envejecimiento exitoso, que por desgracia es muy poco probable para los mayores de América Latina y el Caribe, así como para los mayores de África y de muchos países del occidente; después, surgieron más términos vacíos, como vejez usual, frágil, prevejez, y así sucesivamente. Con todo, se puede deducir que los actuales propagandistas operaron desde el lenguaje positivo y las redes sociales, y que justo así fue como iniciaron esta cruzada a favor de las vejeces.
Pero ¿quién se beneficia con estas injerencias lingüísticas? Bueno, la difusión de argumentos inválidos es también una forma de propaganda, que, en este caso, parece beneficiar a la Silver Economy, o sea, al capitalismo de la salud. Si no, veamos la influencia casi inexplicable que el término vejeces presentó en el 2019, año en que la Organización Mundial de la salud, en su manual de Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE-11), afirmó que el envejecimiento en sí era una enfermedad. Una alegación que trasformó la vejez en un producto altamente comercial, además del respaldo perfecto para justificar ciertos gastos en materia de salud, reformas sanitarias, adecuación tecnológica y modernización de instituciones ambulatorias, y por supuesto, para las ambiciosas inversiones privadas, aunque no especializadas, en la rama de las nuevas vejeces.
Pero no es todo, también se beneficia el pequeño poder, hablamos de los pseudo expertos, todólogos y petetes sin libro gordo. Gentes que durante el confinamiento eran virólogos entendidos del SARS-CoV-2 y que, 2 años después, ya eran expertos en geopolítica internacional. Gentes que pasaron de ser coach a ser Opinion Makers del desarrollo humano, y que hablan del envejecimiento como si lo supieran todo, a pesar de la falta de evidencia científica en lo que relatan; son humildes, humanos, empáticos, pero tienden a compartir su sabiduría desde los Reels, incluso, con quienes no tienen ningún interés en ese conocimiento. Son gentes de propaganda, de ideologías patito, que espero solucionen sus dificultades con la misma facilidad con que se ocuparon de las discordias del mundo, la pobreza, el hambre, el maltrato animal, y claro está, de las vejeces.
Bernays, E. (2008). Propaganda. España: Editorial Melusina.
Publicado en Zona Franca, septiembre 16, 2023
Asincronías del tiempo
MAS LONGEVOS NO, PERO MÁS DESINFORMADOS SÍ…
Charles Da Silva Rodrigues
Hace unos días leía un artículo sobre el envejecimiento, una narrativa que claramente pretendía trasmitir el hecho de que hoy día vivimos más tiempo que en cualquier otro momento de la historia de la humanidad, la nueva longevidad. Esto es algo sencillamente imposible, no somos más longevos, ni lo seremos, y no por convicción, apenas porque biológicamente no es posible. Existen más de 300 teorías sobre el envejecimiento humano, divididas, sobre todo, en supuestos genéticos y celulares, pero en su mayoría, dependen de un proceso cíclico que incide en la longevidad limitada de las células, o agotamiento de la capacidad de división celular, postulado en 1965 por Leonard Hayflick.
La duración de la vida humana se establece en diversos documentos históricos, incluso en el Antiguo Testamento, y aunque en aquel entonces esta concepción se basaba en la experiencia cotidiana, actualmente, tanto los colectivos ciudadanos como científicos están de acuerdo en que la vejez comienza alrededor de los 70 años y que es posible vivir hasta los 100, dependiendo, claro está, de las condiciones de vida. La teoría límite de Hayflick ha demostrado que envejecemos hasta 8 veces a lo largo de la vida, porque cada órgano tiene un límite de reproducción celular diferente, por ejemplo, las células del cristalino – lente ocular -, a los 40 años dejan de reproducirse, por eso, entre los 45 y 50 años de edad, surgen los problemas de presbicia – la incapacidad para ver a menos de 60 cm.
Por desgracia, continuamos con un problema doctrinal – o de adoctrinamiento – y es que el actual antropocentrismo radical, desproveído de Dios y del Cosmos, delibera desde el condicionamiento lingüístico, y como si fuera poco, persiste en su condición de conversor, transformando la información en propaganda y el humanismo en servidumbre. Nos intentan confundir, o se confunden por desconocimiento de la historia, porque si algo está bastante claro para todos, es que longevidad no es lo mismo que esperanza de vida. La longevidad es la capacidad máxima de vida de un organismo, mientras que la esperanza de vida es el promedio de vida de un individuo abstracto en una población concreta.
Como ejemplo histórico tenemos la época vivida entre 1200 y 1745, donde las personas podrían llegar a una edad promedio de 70 años, excepto en el siglo XIV, cuando la peste bubónica redujo la esperanza de vida a los 45 años. ¿Qué quiere esto decir? Que si hipotéticamente tenemos una familia de 5 personas, donde 3 elementos vivieron hasta los 70 años y dos de ellos fallecieron al nacer, el promedio de vida familiar sería de 42 años, pero esto no significa que envejecieron a los 35 años, porque al final, 3 de ellos vivieron hasta los 70. Además, si los recién nacidos hubieran sobrevivido, el promedio, fácilmente, podría haber superado los 85 años de edad, y todos habrían envejecido en una edad expectable.
Aparte, si ahora mismo tenemos mejores condiciones biológicas de duración orgánica y podemos llegar al tiempo máximo de vida humana, es decir, a la longevidad, se lo debemos a la ciencia, y a su capacidad extraordinaria para desarrollar vacunas y medicamentos que permiten al ser humano persistir en el tiempo. A diferencia de la manipulación lingüística que busca hacernos creer que somos más longevos y que vivimos en un estado de bienestar y calidad de vida absoluto, omitiendo el incremento mundial de los índices de obesidad y enfermedades crónico-degenerativas; y claro, por instrucciones de la agenda 2030, sobre el envejecimiento patológico, ¡ni una palabra!
Hayflick L. (1968). Human cells and aging. Scientific American Science Journal, 218(3) :32-37. http://dx.doi.org/10.1038/scientificamerican0368-32
Publicado en Zona Franca, agosto 15, 2023
Asincronías del tiempo
¿CUÁNTO VALE TU TIEMPO? DEL ENVEJECIMIENTO A LA ECONOMÍA DEL TIEMPO
Charles Da Silva Rodrigues
El tiempo es un fenómeno misterioso, en verdad, inexplicable. En la adolescencia todos quieren que el tiempo pase lo más rápido posible, ser independientes, buscar el amor, saber manejar, votar, y si sobra tiempo, ir a la Universidad. Luego, tener un buen trabajo, establecerse con su media naranja y ser padre, a pesar de que estos bienes, que eran esenciales, ahora, además de caros, son escasos; en pocas palabras, ser inmortal. Entonces, un día, como cualquier hijo de vecino, uno se despierta y se da cuenta de que el tiempo pasó; el espejo resalta las primeras señales de algo que hasta entonces, ni se contemplaba, los signos del tiempo, es decir, dejamos de ser inmortales.
Justo en ese momento, entran las ganas de echar cuentas, y no al dinero, sino a lo que verdaderamente se ha disfrutado de la vida. Si pensamos en un individuo que ha tenido la suerte de vivir 80 años, que durmió 30 y necesitó de otros 30 años para su desarrollo (nacimiento y envejecimiento), la pregunta más coherente sería: ¿disfrutó de su tiempo útil? Siendo que disfrutar, en este contexto, significa cualquier cosa como el cálculo de la intensidad y del tiempo invertido para apreciar instantes tan comunes en la existencia, como el recién enamorarse, dar o recibir un beso, o escuchar las olas del mar.
En realidad, el tiempo es tan valioso que debería considerarse el mayor activo de la economía personal, sobre todo, porque es una inversión irrecuperable, así que cada decisión cuenta. Imagine, que hipotéticamente compró una casa, pero ahora, su proyecto de vida cambió, y esa casa perdió el sentido que tenía; entonces puede decidir venderla, recuperar la inversión, y con suerte, no perder dinero o incluso, lucrar. Sin embargo, si pensamos que ese dinero es el resultado del tiempo que trabajó para ganarlo, entonces, perdió su tiempo, y consecuentemente, el dinero. Tal vez sea por eso, que nuestros abuelos, y muchos de nuestros padres, no se cansan de repetir que el tiempo es dinero.
Lo que no entiendo es ¿porque razón la gente continúa perdiendo el tiempo con trivialidades y con gente tóxica? Supongo que darse cuenta de que el tiempo se está agotando, y no haberlo vivido como se deseaba, genera en las personas una cierta fragilidad; y como bien sabemos, en la oscuridad cualquier promesa de luz tiene un valor incalculable. Por lo tanto, surge la desesperación, donde buena parte de la gente estaría dispuesta a entregar todo su dinero para recuperar el tiempo malgastado, lo que en realidad viene siendo lo mismo, puesto que ese dinero es el resultado del tiempo invertido; pero como dijimos anteriormente, el tiempo, al contrario del dinero, no se puede recuperar.
Después de la desesperación, la esperanza. Aquí surgen los propagandistas que hablan y escriben sobre ellos mismos, y sobre su sorprendente experiencia en el ámbito de la economía del tiempo, aun cuando no dejaron de ser inmortales; los contadores de historias con su falso conocimiento; y la infame autoayuda, aunque querer ayudarse a uno mismo no es el problema, el verdadero reto es lograr huir de la autoayuda y de todos los que nos hacen perder el tiempo. Conforme a lo anterior, se entiende que el principal obstáculo al buen uso de la economía del tiempo es esa ilusión del capitalismo, que busca convencernos de que las cremas antiaging y el lifting pueden detener el tiempo y restablecer la inversión, un espejismo…por eso, ahí les va, literalmente, la pregunta del millón: ¿Cuánto vale tu tiempo?
Heidegger, M. (1951). Ser y Tiempo. México: Fondo de la Cultura Económica. ISBN: 968-16-0493-8.
Publicado en Zona Franca, julio 17, 2023
Entrevista
Mtra. María Morales Lorena Morales, coordinadora del Centro Gerontológico de Cortázar - DIF Estatal de Guanajuato. Seguimos cuidando desde el trabajo con cuidadores - 10 minutos sobre el envejecimiento Podcast
Entrevista
María de los Ángeles González García, presidente de la Casa Hogar de la Divina Providencia, A.C. Nos habla sobre este excelente proyecto - 5 minutos sobre el Cuidado Podcast
Asincronías del tiempo
EL EFECTO GATO: SI NO LO VEMOS, ES PORQUE NO EXISTE
Charles Da Silva Rodrigues
La falta de interés por la lectura y los saberes culturales en ocasiones genera disrupciones cognitivas, es decir, contradicciones del pensamiento, por ejemplo, dicen que las malas personas van al infierno, ¡y ese es el castigo! Pero, no se supone que el diablo es malévolo y el infierno la sede del mal, entonces, los malos quieren ir al infierno tanto como los buenos al cielo, y por eso, no se puede considerar como un castigo que el malo vaya al infierno. En la filosofía esto se conoce como el efecto Hombre de Paja, una creencia errónea que se distorsiona y exagera, para justificar un argumento inconsistente – falacia.
Siguiendo esta idea, en la década del 2011-2020 determinadas instituciones internacionales de alto impacto para la difusión del envejecimiento publicitaron, de forma discreta, un lema de Paja que decía: “la experiencia es un grado”, y justificaron la afirmación con aspectos aislados, como sea, por ejemplo, que los premios Nobel son atribuidos, en su mayoría, a personalidades con más de 60 años de edad.
Aparte, la filosofía también creó el Hombre de la Calle, un personaje representativo de la realidad practica y cotidiana de la gente, siendo que Jon Elster en su libro La Explicación del Comportamiento Social comparte algunas de esas realidades como: “Quiero fumar, pero también estar sano”. Así, que al final de la década del 2011-2020, las mismas instituciones intentaron generar un cierto deslumbramiento sobre la meritocracia y el éxito de algunos mayores en el modelo empresarial, ilustrando a personajes como Ray Kroc que a los 52 años consolidó el McDonald’s; Robert Woodruff que a los 55 años era el presidente de Coca-Cola; Howard Schultz que a los 58 años se consagró como director de Starbucks; o Harland Sanders, que a los 65 años fundó la cadena de restaurantes Kentucky Fried Chicken – KFC.
Ahora sí, a lo que vamos, el Efecto Gato, que desde luego no es una teoría filosófica ni de cualquier otra área del saber científico, lo aprendí con Fodor, un gato que cuando quiere jugar se esconde para que lo busquen, más bien, esconde la cabeza, y como no puede ver su propio cuerpo cree que también está escondido, pero no, y siempre lo encuentran. Algo similar a lo nos quieren hacer creer con esto de la Década del Envejecimiento Saludable 2021-2030.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y las Naciones Unidas, con la mejor de las intenciones, así quiero pensar, pretende construir en 10 años una sociedad para todas las edades y donde, además, los mayores serán saludables. Pues yo leí, que Finlandia, país pionero del modelo culminó el proceso, con éxito, en poco más de 60 años, sin omisión de datos y sin minimizar el efecto de la enfermedad en los mayores, al contrario, se utilizaron estrategias de psicoeducación para los niños y los más jóvenes, y mecanismos reales para la atención primaria y la salud mental de los mayores.
El envejecimiento es un desafío mundial, pero las acciones a su favor deben ser tomadas de manera individual, por cada país, y respetando la idiosincrasia de los pueblos. No es posible cambiar la consciencia social, sin que la sociedad este comprometida; sin buenas políticas públicas; sin acciones contundentes contra la discriminación y la violencia; y mucho menos, sin investigación y evidencia científica.
Sin embargo, la dura realidad es que las personas con 60 años y más, en América Latina y en el Caribe, mayormente, trabajaron desde la informalidad económica y por eso, no tienen derechos sociales o de salud, y aún menos, una vejez digna o saludable, pero si no lo vemos, es porque no existe.
Elster, J. (2010). La explicación del comportamiento social – más tuercas y tornillos para las ciencias sociales. España: Editorial Gedisa.
Publicado en Zona Franca, junio 13, 2023
Asincronías del tiempo
MENOS “HABLAR BONITO” Y MÁS AMOR
Charles Da Silva Rodrigues
Un tema bastante sonante en la actual sociedad humanista, es sin duda, el estigma social, o sea, la generalización de aspectos negativos o estereotipos con respecto a los viejos. Sí, dije los viejos, y lo digo, porque urge entender que la sustitución de la palabra “viejo” por Adulto Mayor o Persona Adulta Mayor no ha contribuido en nada al bienestar de esta población, yo diría, que todo lo contrario, ahora, además de viejos, están acompañadamente solos.
Creo que como hashtag está muy bien el mote: #StopEdadismo o #NoMasViejismo, pero no son ni Ley, ni programas de apoyo para aquellos que durante décadas contribuyeron para la economía, cultura, y el crecimiento extraordinario de este Nuestro México lindo. Con todo y slogan, continúan negligenciados, trabajando después de jubilados y sin cualquier disfrute o reconocimiento por el cometido, al menos, de la libertad.
Se les ve, hoy más que nunca, caminando por las calles con la mirada triste, y decepcionados por “no tener a nadie”, literalmente, agotados de tanta soledad. El incremento de las familias monoparentales, las demandas del recién empreendedorismo laboral, las escasas redes de apoyo y las relaciones superficiales, son apenas, partes del efecto generado por tantas malas decisiones tomadas a lo largo del camino.
Importa referir que la soledad no es tan solo un problema social, puesto que también causa dolor, y como tal, angustia, miedo y desesperación, por otras palabras, es un asunto de salud, de la tan temida enfermedad mental. Lo cierto, es que este fenómeno tanto estriba de factores socioculturales como políticos, lo primero, se refiere a la falta de psicoeducación sobre las vejeces y el impacto de estas personas en el desarrollo social; y lo segundo, se extiende a políticas públicas más ajustadas y realistas, a propósito del bienestar de los que se hacen mayores, y no apenas de aquellos que esperan con desesperación el término de su finitud.
No pretendo especular sobre lo que todos saben, tan sólo, recordar lo que muchos olvidaron o no aprendieron, y es que la civilización se inició en el justo momento en que alguien ayudó a otro a superar la adversidad, por compasión, y no por clemencia o por obligación, y menos, por la magia de un puñado de palabras bonitas. A saber, se dice que la civilización nace de un “fémur curado”, y que según Margaret Mead, en una época donde la medicina era casi inexistente y tener un fémur fracturado era un presagio de muerte eminente, en días quizás. Así, por la compasión de cuidar al otro y de cuidarse a uno mismo, nació una comunidad que ante todo cuida, la cual hoy día, conocemos por civilización.
Las mayorías, formadas y empoderadas por la tecnología, no saben que los viejos tienen que tomar el dolor y la decepción de quienes se sienten apartados y rechazados por todo aquello que lucharon, y transformarlo en caridad, dado que nadie mejor que un viejo sabe, que ese banco de jardín donde se sientan día tras día, mañana, cuando ya no estén, estará otro, tal vez tu.
No le dejes un mensaje con palabras bonitas en sus redes sociales, los viejos no buscan followers o emoticonos vacíos de narrativa, apenas necesitan de atención, y un abrazo de cuando en cuando. No los llores ¡vívelos!
Publicado en Zona Franca, mayo 17, 2023
Celebrando con Dom Pedro
Encontramos a Don Pedro en el Gerontológico de San Francisco del Rincón, en Guanajuato, festejando la segunda oportunidad que la vida la ha dado, o sea, le vejez. Un verdadero ejemplo de resiliencia. Cantó y encantó, en el primer video tenemos la canción a capella, y en el segundo video, parte de la canción ahora sí, acompañado por Mariachis en una celebración del DIF Estatal de Guanajuato
Gerontológico de San Francisco del Rincón, Gto.
Seguimos investigado sobre los cuidados, ahora con un nuevo proyecto para dar a conocer el paradigma del cuidador en Guanajuato.
Un equipo de trabajo extraordinario, muchas gracias al Gerontológico de San Francisco del Rincón.
Entrevista
Lic. Guadalupe Alcantar, coordinadora del Centro Gerontológico de San Francisco del Rincón - DIF Estatal de Guanajuato. Seguimos cuidando desde el trabajo con cuidadores - 5 minutos sobre el envejecimiento Podcast